En muchas ocasiones las mujeres nos hemos conformado en vivir cumpliendo con los roles y las tareas esenciales de la vida. Entre ellas: atender los quehaceres del hogar, trabajo, educación de es sociales como: tener
hijos, finalizar una profesión antes de los veintiocho, casarse antes de los treinta, complacer completamente al hombre y ser sumisas en todo.
Sin embargo, como se ha vuelto tan normal, pareciera que no hay nada malo en ello. Pero, ¿Qué tal si estas cosas están opacando y casi apagando la belleza de nuestro interior? Esta belleza, no es cualquier belleza considerada vanamente por la sociedad.
Hablo de la belleza de vivir en libertad y en el disfrute del diseño que Dios creo de ti. Cada vez que nos encontramos atareadas, sin tiempo, corriendo, tratando de cumplir con todas las cosas a la vez, como todo una mujer “responsable”, siguen pasando los meses y los años y nos seguimos sintiendo igual que ayer, cansada, sin ánimo, sin belleza. Es ahí, donde lentamente, como cuando se agota la batería, se va apagando nuestra belleza, la libertad. Un alma cargada y llena de ansiedad, no es un alma libre. Y la única cosa que afecta y apaga nuestra verdadera belleza es el agotamiento emocional, físico y por consecuencia; el espiritual. Hoy te invito a evaluar cuáles han sido aquellas ocupaciones o emociones que te han hecho poco a poco agotar tu belleza interior. ¿Cuáles han sido esos sueños que Dios te ha entregado que encendían tu corazón de alegría? ¿Cuáles eran esas actividades que realizabas que te hacían sentir VIVA? Evalúa si las ocupaciones de la vida han estado agotando la belleza de la libertad de disfrutar plenamente el propósito que Dios te entregó.
Encontrar nuevamente esa belleza es estar plenamente disfrutando del propósito de Dios, porque éste trae PAZ. “Que su belleza sea más bien incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Esta sí que tiene mucho valor delante de Dios.” 1 Pedro 3:4 NVI
Con amor, Willmarie Morales Figueroa
Sra.Willmarie Morales Figueroa, BSW
Commentaires