La autoestima es algo como un espejo al que nos miramos a diario. Este concepto de nosotros mismos es lo que dicta cómo es que nos sobrellevamos a por la vida en cuanto a la visualización que tenemos de nuestros valores, físico e inteligencia. Hay personas que tienen la autoestima baja o alta. Triste por demás está decir que las personas que tienen el autoestima bajo, no aprecian el excelente ser humano que le mira devuelta en ese espejo. El espejo siendo una personificación hacia el autoconcepto. Quisiera poder hacerle saber al mundo lo grande que podemos ser cada uno y el potencial tan diferente que tenemos como persona.
Aceptar los diferentes niveles de inteligencia, belleza y bondad son los que nos ayudan a abrazar nuestra personalidad única. Figuritivamente hablando, el autoestima es un abrazo a nosotros mismos que recalca lo bien que se siente agradecerle a su cuerpo y mente por hacer lo que a diario le pedimos que haga. La carga que conlleva simplemente vivir es lo que a veces pone en duda nuestros niveles de autoestima. Nuestro mayor crítico somos meramente nosotros mismos. El amor que nos damos es ese buen autoestima que ayuda impulsarnos en cuanto a la mayoría de las decisiones difíciles que tenemos en la vida. Así que, agradecemos cada parpadeo, paso, respiro, metas cumplidas, decisiones difíciles, problemas y momentos tristes, son esos los que hacen que seamos testigo de nuestro propio potencial.
Kiara Brieva,
Estudiante de Práctica.
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