No sé tú, pero yo soy una persona extremadamente planificadora… Tiene sus ventajas ser así,

planifico cada cosa que haré, hago un plan de posibles opciones y resultados, pienso en cada detalle y modifico todo. Pero llega un momento preciso en medio de todos mis planes y es cuando me detengo a pensar en que puede salir mal, hago una historia inmensa (cabe resaltar, que todo este pensamiento lo creo yo solita) y ahí es cuando me entra un miedo furas, arrasador y constante. Comienzo a pensar que todos mis planes van a salir mal o que algo terminaré haciendo mal. Por ejemplo: “Ya coordiné toda mi actividad al aire libre y ya tengo todo separado… pero llega este inmenso pensamiento NOOO ESE DÍA VA A LLOVER IMPARABLE” y me comienzo a ir por un hoyo muy profundo.

¡Ese ejemplo es clave, para el mismo brindarme una solución!
Como les mencione… ese ejemplo es vital, uno puede planear y coordinar todo. Pero de la lluvia… solo se puede encargar Dios. Has tus planes, pide por ellos y vive con la plena seguridad de quien hace que la lluvia caiga, se encargara de brindarte el sol más brillante que jamás hayas presenciad.
En muchísimas ocasiones, nos asustamos por el futuro, por cómo han de salir las cosas, nos asustamos por si tomamos una buena decisión o simplemente por cualquier acto realizado.
HOY es un buen momento para deternos y pensar, yo ore por esta decisión, yo me estoy encaminado a mis metas profesionales, al plan de Dios en mi vida y yo he sido buena mayordoma de mi tiempo y acciones. Por lo tanto, no debo temerle al futuro, si ya Dios estuvo ahí mucho antes de que la idea fuera depositada en mi celebro.

Yarelis Pagan, MSW
Coordinadora de KZ Charity Mission.
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